Un castillo de arena desaparece como por encanto
Sus formas ya son indefinidas.
Restos de nada y la quietud de la nada
luces difusas y sombras desvaneciéndose
Se apagan los últimos fuegos...
Son destellos de fantasía cada vez más cansados
los últimos destellos de una vida
que se apaga dulcemente.
El traqueteo de la agonía
De un día que va muriendo
Inexorablemente…
Poco a poco.
La gente pasa apresurada,
no se distinguen, no te distinguen.
Rumores, que se superponen unos a otros
con frenesí antinatural.
Allí, una ventana iluminada
por un pálido sol, se vuelve hacia mí
con su aspecto de hormigón.
El resto es niebla
que se aferra a mi alma
y se la lleva
con ella!
Darío.
Acompañame Diosa mia en la caida del Día.
Calienta mi hogar con tu sonrisa
y ampara el castillo de mis sueños, que no se disuelva...
Salvalo con tu amor de fantasia..
Sonrie Diosa mia y para los dos amanecere de nuevo...
Darío.